Va de castillos

Una mirada fotografíca y restrospectiva de los castillos, murallas y torres del mundo. vadecastillos es un blog hermanado con: Vadehistoria

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viernes, agosto 18, 2006

Monzón (Aragón)


Sabemos que, como en otras muchas ocasiones, el castillo de Monzón se alza sobre los restos de una antigua fortificación musulmana llamada “Monçones” (de donde proviene Monzón) y que ésta antes, a su vez, sustituyó a un asentamiento romano (la historia como constante nos enseña que en cuanto te descuidas siempre hay alguien dispuesto a levantarte la silla). Pues bien, esta es la razón por lo que en la fortaleza vamos a poder encontrar restos romanos, árabes y cristianos y por lo que, a su vez, resulta un tanto complicado dar una fecha exacta del inicio de su construcción.
El castillo se encuentra en una elevación, a unos 130 metros dominando el río Cinca. Lo protege un foso de unos 3 metros de profundidad y accedemos al fortín por un puente levadizo. Como suele ocurrir muy a menudo el castillo es en realidad una serie de edificaciones, entre las que destaca la capilla (que funcionó también como torreón defensivo).
La torre del homenaje, de planta cuadrada, esta construida a base de cantos rodados formando una “espina de pez”, este era un tipo de construcción muy normal entre los romanos, lo cual nos lleva a no poder datar exactamente su construcción, aunque podemos descartar que se hiciera durante la época en que la Orden del Temple ocupó la fortificación.
Destaca la Torre de Jaime I (allí residió el monarca en su infancia) por su forma trapezoidal y también la Torre de las Dependencias, en la que destaca una salida de humos proveniente de la cocina.
Fue el rey catalano-aragonés Pedro I quien lo reconquistó en el año 1089 y repobló su villa. Hizo lo mismo con diversas localidades del valle del Cinca, de esta manera completó el dominio cristiano de la zona prepirenaica..
El castillo pasó a la Orden del Temple cunado se lo donó Alfonso VII, el Batallador. Este soberano había luchado fieramente contra los musulmanes en la zona de Aragón (que culminó con la toma de Zaragoza en el año 1118). En sus últimos años reanudó la ofensiva contra los musulmanes, pero fue derrotado y muerto en Fraga. Al no tener herederos, legó sus reinos a las órdenes militares del Sepulcro, el Temple y el Hospital.
Aquí vivió, algunos años de su infancia, Jaime I el Conquistador, pues por voluntad materna debía ser educado por los templarios. En este punto, como en otros muchos, los historiadores discrepan; para unos Jaime fue prisionero de los templarios, para otros los caballeros de la Orden fueron sus educadores. La falta de documentos que prueben lo uno o lo otro nos condena a seguir escuchando a todo el que se apunte a formular una teoría. Cosas de la historia…
En el año 1306, el soberano catalano-aragonés, Jaime II atacó el castillo con el objetivo de expulsar a la Orden de la fortaleza. Los templarios habían amasar una considerable fortuna desarrollando un eficaz sistema bancario, esto provocó que, tanto otras ordenes religiosas, como los soberanos de Europa clavaran su atención en sus riquezas. El rey francés Felipe IV el Hermoso convenció al Papa Clemente para que suprimiera la Orden acusándola de sacrílega y de practicar actos satánicos. La Orden fue suprimida en 1312 por el papa, y sus propiedades repartidas.
El castillo ha sido, además, punto de reunión de las Cortes, donde se han firmado Tratados de Paz o se han planificado guerras. Sabemos que Felipe II, cuando debía de reunirse con los aragoneses era frecuentemente emplazado en Monzón. El rey odiaba ese castillo por la climatología de la zona y como los aragoneses lo sabían era donde lo convocaban. De esta manera pretendían evitar largas conversaciones donde el soberano tratara de recaudar el máximo dinero de sus súbditos de Aragón.
Durante la Guerra de la Independencia el castillo fue ocupado por los franceses, ocupación que duró hasta que en el año 1814 fue sitiado por las tropas del general Mina y tras un largo asedio reconquistado por el ejército español.
Su último momento militar fue durante la Guerra Civil Española, tras el conflicto comenzó su restauración y posteriormente fue declarado Monumento Nacional.

Loarre (Aragón)


La de asentamientos romanos que nos hemos cargado construyendo castillos encima suyo. Esto de por si ya sería triste, pero se torna patético cuando en muchos casos, demasiados apuntaría yo, el castillo se encuentra en pésimo estado de conservación, o en ocasiones ni se encuentra. Afortunadamente este no es el caso.

El castillo-iglesia románico de Loarre, en la provincia de Huesca (a unos 30 kilómetros de su capital), se levanta sobre unas ruinas romanas relativamente bien conservadas.
Es sin duda el más importante de los castillos aragoneses. Su construcción comenzó en el año 1015, en los tiempos de Sancho III, el Mayor de Navarra (o, para ser más exactos, de Pamplona). ¿Y que pintaba el soberano navarro construyendo castillos en Aragón? Pues la respuesta es sencilla; Sancho era también, entre otros títulos que ostentaba, conde de Aragón (1000-1035). La fundación y posterior importancia de este castillo se debe a que se convirtió en baluarte fronterizo contra el reino musulmán de Zaragoza.

El recinto fortificado es de unos 2.200 metros cuadrados de planta irregular, y es realmente, más que un solo castillo, un conjunto de fortificaciones construidas en dos etapas a lo largo del siglo XI. Todo el bloque de construcciones que forman la fortaleza esta realizado en piedra de mampostería, sin trabajar.Entre los restos de la primera etapa se encuentra la llamada Torre de la Reina, majestuosamente elevada en planta rectangular. La segunda fase, durante el reinado de Pedro I, se caracteriza por el apogeo del carácter religioso a costa del militar. La iglesia, terminada en 1096 (fecha de la conquista de Huesca), es un magnífico ejemplo del pleno románico. El desnivel del promontorio y sus reminiscencias militares provocan una esbelta fachada, organizada en dos pisos.
Aunque pueda parecer difícil de creer por su localización (sobre un cerro) y apariencia; su férrea torre del homenaje almenada, sus pétreos muros defensivos (de algo más de dos metros de espesor), sus torres circulares de defensa y su muralla, fue conquistado por los musulmanes sin demasiadas dificultades. El recinto fue recuperado por Sancho Ramirez I, rey de Navarra y Aragón e impulsador del avance cristiano hacía el sur.
El castillo de Loarre perdió su importancia estratégica con la expansión del reino cristiano unificado de Aragón y Navarra. Reducido a lugar de culto, dependiente de la iglesia de Montearagón, entró en decadencia a lo largo del siglo XII, coincidiendo con las conquistas de Alfonso I el Batallador.
Olvidado de la historia, convertido en refugio de pastores y abandonado a su suerte las cosas cambiaron cuando en el año 1913, dos arquitectos lo restauraron devolviéndole la gloria de tiempos pasados. En etapas posteriores la fortaleza ha sufrido nuevas restauraciones que han conseguido mantener ese impulso revitalizador.

Si lo queréis contemplar sin salir de casa, cosa que en el fondo no os recomiendo porque es mucho más impresionante al natural, basta con ver la película EL REINO DE LOS CIELOS. La fortaleza que recorta el horizonte al principio y fin del film es Loarre.

Edimburgo (Escocia)


Edimburgo es la capital de Escocia, algunos la llaman la “Atenas del Norte” ya que sobre una de las colinas que domina la ciudad hay algo que recuerda a una acrópolis griega (inconclusa) y porque las columnas corintias predominan en alguno de los edificios más importantes de la ciudad.

El actual castillo de Edimburgo está situado, como su antecesor, en la cima de lo que antes era un volcán apagado y la primitiva fortificación es la que dio nombre a la ciudad, que procede de la palabra gaélica “Din Eidyn”, que quiere decir fortaleza.

Tenemos muy pocos datos de la fortificación en sus comienzos. Sabemos que en el siglo VI ya existía pero poco más.

La guerra por la independencia de Escocia va a contemplar como el castillo cambiaba constantemente de manos entre los invasores ingleses y los escoceses.

En el año 1313 los escoceses, cansados y aburridos ya de tanto cambio de manos, deciden demoler el castillo para tratar de evitar que vuelva a caer en manos inglesas.
Tras la muerte de Bruce (1329) y el acceso al trono de su hijo, aún niño, David II, Escocia fue escenario de luchas casi continuas. Eduardo III había reavivado la lucha para que Escocia se convirtiera en un reino vasallo. En 1332 Eduardo de Baliol se coronó rey de Escocia.
En el año 1337, el rey inglés Eduardo III, al verse implicado en la guerra de los Cien Años, abandonó a Baliol y descuidó sus posesiones escocesas; ya en el año 1341 los escoceses habían liberado buena parte de las zonas conquistadas, entre ellas la ciudad de Edimburgo. En 1346 David II, en alianza con Francia, invadió el norte de Inglaterra, pero fue derrotado y hecho prisionero. Los ingleses volvieron a ocupar gran parte del sur de Escocia.
En 1356 cuando el Rey David II regresó a Escocia de su cautiverio ordenó la construcción de un castillo en Edimburgo, este debía de ser un bastión defensivo e inexpugnable.

Robert II, sucesor de David II, continuó con los trabajos de construcción de la fortaleza mientras que la guerra con Inglaterra continuaba devastando el país.

Posteriores monarcas fueron ampliaron el castillo y su conjunto.

Ya en el siglo XVI, el rey James IV acabó la construcción de una Gran Sala a la vez que ordenó la construcción de varias zonas de la fortaleza dándolas la forma que hoy conocemos. James IV será el que propiciará que el castillo adquiera una gran importancia porque prácticamente se convierte en la sede del gobierno.

En el año 1544 los ingleses tratan de conquistar, sin éxito, la fortificación. Este hecho propiciará que se aumenten las defensas, especialmente las artilleras.
En el año 1566 la reina María eligió el castillo de Edimburgo para dar a luz a su hijo. María, católica leal y presunta heredera de la Corona inglesa, se convirtió en la principal figura de la Contrarreforma en Escocia y, más tarde, en Inglaterra. Esto provocó una guerra civil en Escocia entre católicos y protestantes. Las tropas de la reina trataron de tomar el castillo de Edimburgo pero fracasaron, aunque destruyeron una gran parte de su configuración, lo que propicio una seguida reestructuración de la fortaleza. Finalmente en el año 1567, después de la derrota de sus tropas, María tuvo que abdicar en favor de su hijo, Jacobo VI. Encarcelada en Escocia, huyó después a Inglaterra donde se convirtió en cautiva de Isabel I
Jacobo VI estableció una alianza militar con Isabel de Inglaterra. Posteriormente, se negó a interceder en favor de su madre, que fue ejecutada en Inglaterra en 1587. A la muerte de Isabel, en marzo de 1603, Jacobo VI, su sucesor más próximo, heredó la Corona de Inglaterra como Jacobo I Estuardo de Inglaterra.

Sobre el año 1650 se comenzó la construcción del foso que domina la parte frontal del castillo a la vez que se incorporaban nuevos sistemas defensivos a la fortaleza.

En 1774 el castillo tuvo su último momento de gloria cuando las tropas del príncipe Charles fracasaron en su intento de tomar el fortín.

En 1796 se construyeron barracones para acuartelar a las tropas que se preparaban para luchar en las guerras con Francia.

En el siglo XIX comenzaron una serie de obras de restauración de la fortaleza, obras que se han ido extendiendo hasta la segunda parte del siglo XX. Actualmente es un lugar de visita turística obligada. Entre sus muros pueden encontrarse: un museo militar, las joyas de la familia real escocesa y un memorial dedicado a los soldados escoceses muertos en diferentes guerras.

Peyrepertuse (Francia)


Volvemos de nuevo a Francia, al llamado País Cátaro, allí donde se desarrolló esa “herejía” medieval que propició toda una cruzada para eliminarla. Muy cerca de la frontera con Catalunya.

En una inmensa barrera rocosa, cuyo cota culminante se eleva a unos 800 metros de altura se encuentra el castillo de Peyrepertuse. Si la vista desde la falda de la montaña es impresionante, las vistas que pueden contemplarse desde la fortaleza solamente pueden ser comentadas estando allí.

Frente a la puerta de entrada, protegida por un paso, se levantan muy bien restaurados los restos del castillo primitivo y de la capilla, edificada en 1115, de Santa María. En el centro podemos encontrar una explanada dominada por los restos del castillo de St Jordy ordenado construir en el año 1242 por Luis IX, conocido por “El Santo” y llamado popularmente “San Luis”. Un centenar de escalones tallados en la roca se denominan “la escalera de San Luis”.

En el siglo IX Peyrepertuse pertenece al conde de Besalu. Dos siglos más tarde pasa a los condes de Barcelona. Durante los tiempos de la cruzada contra los Albigenses el castillo tiene poca importancia, las tropas que lo tomaron tan solo necesitaron un sitio de tres días para hacerlo.

El tratado de Corbeil que determina la frontera entre Cataluña y Francia otorga esta zona al rey francés, que lo rearma y coloca una guarnición permanente.

Desde el siglo XV comienza su decadencia.

jueves, agosto 17, 2006

La Torre de Londres (Inglaterra)


Sabemos que allá por el año 200 la antigua Londinium (actual Londres) era una de las ciudades más prósperas del Imperio Romano. Para protegerla, la rodearon de una muralla de la que, realmente, hoy queda muy poco que ver. Cuando los romanos se marcharon la muralla siguió siendo un fuerte bastión para la defensa de la ciudad frente a los enemigos. Sin embargo en el año 1066 cayó tras el sitio de Guillermo el Conquistador.

Diez años después de la caída de Londres Guillermo ordena construir una torre fortificada (la llamada “Torre Blanca” pues fue construida con piedra caliza de Kent y piedra de Caen. Además, posteriormente, Enrique III ordenó que se encalara).
De esta manera la Torre se convertiría en la construcción más antigua del complejo que forma la llamada “Torre de Londres”. Christopher Wren agrandó los ventanales normandos en el siglo XVII, pero el interior ha conservado gran parte de su carácter normando original.

Con Enrique III, hijo y sucesor del rey Juan Sin Tierra y miembro de la Casa de Anjou, la Torre se convirtió en residencia real.

Con Enrique VIII la Torre fue reconstruida a la vez que se comenzó la edificación de Queen´s Houses.

Un nuevo remodelado sufrió el edificio en 1533 para la coronación de Ana Bolena, la llamada “Reina de los mil días”, que fue la segunda mujer de Enrique VIII. En 1527 Enrique anunció su deseo de divorciarse de su primera esposa, alegando que la dispensa papal que hizo posible su matrimonio era nula. El principal motivo del divorcio era que Catalina no le había dado un heredero varón. Su único descendiente era María, más tarde María I de Inglaterra. Además, Enrique estaba enamorado de Ana Bolena, una joven y bella dama de honor de la reina, de la que esperaba el tan deseado hijo varón.

Pero además de ser residencia real la Torre de Londres fue la prisión del Estado, lugar donde estuvieron recluidas numerosas personas ilustres (Thomas Moro y John Fisher fueron detenidos y ejecutados por negarse a firmar el Acta de Supremacía (1534) que sometía a la Iglesia de Inglaterra a la autoridad real). Desde poetas (Geoffrey Chaucer, el autor de los “Cuentos de Canterbury”), reinas de Inglaterra (Ana Bolena, que el 2 de mayo de 1536, Ana fue encarcelada, y posteriormente ejecutada, en la Torre de Londres, acusada de mantener relaciones con su propio hermano así como con otros tres caballeros de la cámara privada y con un músico de la corte, y de conspirar con estos hombres contra la vida del rey y Catherine Howard acusada de conducta inmoral por haber mantenido relaciones sexuales antes de su matrimonio, y de adulterio una vez casada con el monarca. Dos de sus supuestos amantes fueron decapitados en el mes de diciembre y el Parlamento aprobó un proyecto de ley sobre extinción de derechos individuales en contra de ella. El 13 de febrero de 1542 fue decapitada en la Torre de Londres, ambas fueron la segunda y quinta esposa de Enrique VIII respectivamente), hasta personajes como Rudolf Hess (lugarteniente de Hitler que llegó en paracaídas a Escocia) han habitado la prisión.

Como todo edificio que se precie la Torre de Londres tiene sus fantasmas privados. En 1483 Ricardo de Gloucester, futuro Ricardo III, ordeno asesinar a sus sobrinos, el príncipe Eduardo V y al Duque de York, hijos de Eduardo IV, en una torre que más tarde se denominó “The bloody tower” (la Torre Sangrienta). Desde entonces corre la leyenda que en ocasiones es posible ver el fantasma de los dos pequeños (curiosamente se descubrieron los esqueletos de dos niños debajo de las escaleras que conducen a la capilla de San Juan, en 1674). Para saber un poco más del tema os aconsejo que os leáis “Ricardo III” de Shakespeare.

Los alabarderos son los guardias más populares de la Torre. Los Yeomen Wardens (creados hacia 1485) son más comúnmente llamados “Beefeaters”. Beefeater significa “comedor de carne de buey”, cosa que no tiene demasiado sentido para los que eran los guardianes personales del soberano, pero realmente parece que su nombre proviene de una degeneración de la palabra francesa “buffetier”, es decir, guardián del buffet real. De esta manera la cosa parece tener un poco más de lógica.

No os perdáis la llamada “Ceremonia de las Llaves”. Desde hace unos 700 años la fortaleza se cierra con llave a diario. Esta ceremonia, especialmente realizada en la actualidad para los ojos de los turistas, en donde cinco Beefeaters ataviados del más esplendoroso de los coloridos se dedican a cerrar la fortaleza en una ceremonia que nos traslada a siglos pasados.

Como puede verse en la foto La Torre de Londres es realmente un complejo. Actualmente podemos encontrar en la misma una serie de museos y colecciones que son realmente interesantes. Allí está el Museo Heráldico que recoge la historia de los diferentes escudos de armas, El Cuartel de Waterloo que alberga la Oriental Gallery, donde podremos encontrar una interesante colección de armas de Oriente y África del Norte. Y, por supuesto, las joyas de la Corona Británica, una colección de coronas, cetros y demás útiles de la monarquía (no os perdáis el diamante que se encuentra en la Corona de la Reina Isabel, el conocido “Montaña de Luz”) que harán felices a los amantes de ese sistema de gobierno.
El lienzo de muralla exterior tiene seis torres y dos portones y estaba rodeado por un foso relleno de agua del Támesis pero, desde 1843 ha permanecido seco. La Torre es célebre por sus grandes cuervos. Dice la leyenda que el día que estos se marchen supondrá el momento de la caída de la realeza británica.
Si queréis encontrar más información sobre la época de Enrique VIII, Ana Bolena, Thomas Moro y la “Torre” funcionando como prisión, os recomiendo que, o bien leáis el libro: “A man for all seasons” de Robert Bolt o bien veáis la película “Un hombre para la eternidad”, con un elenco de estrellas británicas entre las que podemos destacar: Paul Scofield, en el papel de Thomas Moro (y que ganó el Oscar al Mejor actor por su interpretación), Robert Shaw, en una genial recreación de Enrique VIII y si sois perspicaces, que se que lo sois, encontrareis a un jovencísimo John Hurt en el reparto. No os arrepentiréis…

Stirling (Escocia)


No hay ninguna duda en que el castillo de Stirling representa más que ningún otro la resistencia medieval escocesa frente al invasor inglés. Durante la Guerra de la Independencia, fue constantemente atacado por ambos bandos, de tal suerte sus edificios eran construidos, destruidos y reconstruidos una vez tras otra. En 1296 fue tomado por Eduardo I de Inglaterra. Un año después, Wallace lo recuperó (Con soldados reclutados en toda la nación, Wallace derrotó a las tropas inglesas en Stirling en el mes de septiembre, y restauró la monarquía escocesa), aunque posteriormente lo perdió, en el año 1298[1]. Tan solo un año después los escoceses volvieron a tomarlo, manteniéndolo hasta 1304. En ese año Eduardo I de Inglaterra lo sitió y tras duros enfrentamientos logró tomarlo. Los ingleses dominaron el castillo durante 10 años, hasta después de la batalla de Bannockburn en 1314, batalla en la que un ejército escocés de unos 40.000 hombre pego un repaso de impresión a tropas inglesas de unos 60.000 hombres comandadas por el propio rey Eduardo II, que pretendía levantar el asedio al que los escoceses sometían, una vez más, al castillo de Stirling (El soberano inglés ordenó el ataque de su caballería sobre las posiciones escocesas, que repelieron la acometida valiéndose de fosos camuflados. Los ingleses se vieron obligados a huir hacia unos pantanos próximos donde se produjo el verdadero combate, combate que supuso un rotundo triunfo escocés y donde los ingleses dejaron más de 10.000 cadáveres) La victoria de Bannockburn está considerada como el nacimiento de la independencia escocesa, Eduardo II se vio obligado a devolver el castillo y marcharse de Escocia con el rabo entre las piernas, aunque, quizá por orgullo o mal aconsejado, no reconoció la independencia de la misma hasta el año 1328. Una independencia que fue conservada por unos 400 años.

La estructura original que soportó los primeros ataques era de madera y tierra encuadrada y ajustada a la roca basáltica a unos 76 metros de altura en Stirling que era la ruta principal hacia las Highlands (las tierras altas de Escocia). Alexander I construyó la capilla y murió allí. David I se hospedó allí en varias ocasiones y su nieto William El León murió en ese lugar en 1214. De esta antigua construcción nada ha quedado. El actual castillo de Stirling es del siglo XV (desarrollándose en los posteriores). Stirling se convirtió más en Palacio que en castillo ya que se transformó en la residencia real permanente bajo el reinado de los Stewarts. La gran sala fue diseñada y construida por Robert Cochrane, el favorito de James III (1460-88) y se convirtió en uno de los primeros y más hermosos edificios del Renacimiento que alguna vez se haya construido en las Islas Británicas y que recuerda en cierta medida al estilo manuelino que en esa época se consolidaba en Portugal. James IV hizo construir el bloque principal con sus ricos tallados en los ángulos norte y sur, esta obra la continuó su hijo James V. Un edificio significativo es el King´s Own Building donde se puede encontrar un pequeño museo con los recuerdos de las guerras coloniales.

James, el hijo de Maria, Reina de Escocia fue bautizado en Stirling en 1566 y pocos meses después fue coronado allí como James VI a la edad de 13 meses, momento en que su madre fue forzada a abdicar. La última confrontación militar que sufrió Stirling fue el ataque de Bonnie Prince Charlie en 1745, aunque fracasó en su intento de de apoderarse de la ciudadela.


[1] NOTA: Aunque la película de Mel Gibson, BRAVE HEART, es estéticamente perfecta e incluso fácil de ver y entretenida, su valor histórico está mas cercano a la Ciencia-Ficción que a la propia historia (N.A.).

La Roca (Catalunya)


Situado en la provincia de Barcelona, en la villa de homónimo nombre podemos encontrar el Castillo de la Roca. El origen de la población debemos buscarla en el antiguo asentamiento romano de Castro Morino.

Las primeras noticias que tenemos del castillo debemos buscarlas en el año 932. Se tiene constancia documentada del siglo XI sobre el castillo de La Roca del Vallés, siendo propietario Arnau Mir por encargo del Conde de Barcelona. Posteriormente el Conde de Barcelona se lo entregó a Guillem de Muntanyola o de Vacarisses (que fue el primer señor de Montcada). A la muerte de éste, el castillo pasó a posesión de su hijo Renard Guillem de Sarroca y de su hermano Bernat. A principios del siglo XV Pere Arnau Marques vende la señoría a Ramón de Torrelles quien lo restaura dando primacía al aspecto artístico antes que al defensivo, de tal forma el castillo se mantiene en buen estado de conservación hasta el siglo XVIII, que pasa a manos de los Sentmenat. Tras diferentes poseedores el castillo pasa a manos de la familia Alomar, hasta que llega a manos de su propietario actual D. Antoni Rivière el cual lo restaura de nuevo volviendo a adquirir el señorío que tuvo antiguamente.

El edificio es de planta poligonal. Los elementos defensivos más destacados son las torres. Una de ellas es de forma circular y su origen, parece ser, se remonta a etapas anteriores a la construcción del castillo (se observa perfectamente en la foto). La enorme torre del homenaje y el remate en almenas en la mayor parte del edificio completan sus defensas. El castillo de La Roca está realizado en piedra. Destacan dos técnicas constructivas: el sillarejo y el sillar. El sillarejo, que consiste en labrar la piedra toscamente, se utiliza a lo largo de todo el edificio a excepción de los ángulos y los vanos, donde se utiliza el sillar. El sillar es la técnica en la que se talla por completo la piedra.

La torre del homenaje se sitúa en uno de los ángulos del edificio. Su planta tiene forma rectangular y adquiere una gran altura. Su cornisa está rematada en almenas de forma cuadrangular. A lo largo de sus muros, se abren pequeños vanos y ventanales; estos últimos son de etapas posteriores. Todo ello da al edificio un aspecto férreo y compacto.

La fachada es más que destacable. Se compone de un cubo de forma rectangular anexionado al edificio. Esta estructura cúbica tiene cuatro niveles de los que destaca el tercero por el ventanal que rompe con la monotonía de su fachada. Los grandes ventanales de clara factura gótica proliferan a lo largo del edificio.

Hoy en día el castillo está en perfecto estado de conservación gracias a uno de sus dueños, Don Antonio Riviere i Manen (un auténtico ejemplo a seguir), quien se encargó de la restauración de la fortaleza. En la actualidad, es un museo que muestra las distintas etapas históricas por las que ha pasado el castillo.

Gelida (Catalunya)


En la provincia de Barcelona, en la comarca del l´Alt Penedés, en el municipio de Gelida podemos encontrar los restos del castillo de nombre homónimo.

Documentado ya en el año 963, fue construido, como solía ocurrir con demasiada frecuencia, sobre unos restos romanos situados encima de una pendiente rocosa y junto a unas cuevas ibéricas. Desde su posición se domina buena parte de las viñas del valle del río Anoia y la antigua Vía Augusta, convirtiéndose en un mudo testigo de excepción. En el año1108, en el castillo de Gelida fue parada la incursión almorávide que arrasó todo el Penedès y destruyó el castillo de Olèrdola (los almorávides fueron aquellos bereberes que dominaron Al-Andalus desde el siglo XI al XII y que llegaron a la península para detener el avance de los reinos cristianos). Las estructuras más antiguas son de los siglos IX-XI, pero las edificaciones son el resultado de las obras realizadas a lo largo de un millar de años. La primera familia feudal que se instaló entre sus muros fueron los Cervelló. La máxima prosperidad llegó con Berenguer Bertran Durante el siglo XIV la construcción, eminentemente defensiva, pasó a convertirse en un palacete tras adquirirlo Berenguer Bertran. Dos siglos más tarde, y tras cambiar de residencia sus propietarios, empezaría su decadencia (fue destruido, posiblemente por orden de Felipe V, después de 1714). En el año 1968 pasó a propiedad municipal y la Asociación de Amigos del Castillo es quien vigila por la protección desde 1965.

El castillo de Gelida está formado por tres recintos, con torres, muros y portales. Su perímetro es uno de los más grandes de los castillos catalanes. El recinto superior presenta los muros y torres de defensa mas fortificados. El segundo recinto tiene también muros laterales y torres cuadradas de defensa, así como una puerta fortificada que da paso al recinto inferior, donde se encuentra la antigua iglesia.

Este conjunto arquitectónico está siendo recuperan y consolidando gracias a los trabajos que, desde 1965, está llevando a cabo la Associació de Amics dels castells. Un auténtico ejemplo que debería ser seguido por otras muchas villas que ven languidecer su historia sin hacer nada para remediarlo.

Foix (Francia)


Un inmenso peñasco desde donde se domina toda la villa de Foix, fue el lugar elegido para la ubicación de este singular castillo. Sin embargo no fue esa la única causa, pues era un lugar muy apropiado para controlar las vías de comunicación de los ríos Ariège y Arget y controlar el Pas de la Barre, o lo que es lo mismo, las vías que comunican con Catalunya y Andorra.

En 1202 el primer conde de Foix decide la construcción de una fortaleza en este emplazamiento, antes de esta fecha no contamos con ningún tipo de información que nos hablara de ningún tipo de enclave.

La torre redonda que está situada al sur es muy posterior ya que fue edificada en el siglo XV. Tiene una altura de 34 metros y como está construida en un declive se tuvo que construir, adosado a ella, un arco abovedado que la sostiene.

La fortaleza está protegida por dos recintos y una sólida barbacana[1] defiende su entrada. La ciudad, a las faldas del castillo estaba protegida por murallas (ahora inexistentes) que la unían a los ríos, sus defensas naturales.

En el siglo XIV se firma la alianza entre los condados de Foix y Bearn, fecha en que el castillo comienza su decadencia (con esto de los castillos hay cosas que nunca cambian…). En el siglo XVI deja de tener funciones militares.

Cuando el Cardenal Richelieu decide la destrucción de todas las plazas fuertes del llamado “Midi” francés, Foix se salvó gracias a su situación estratégica en la ruta hacia Catalunya.

El gobierno de la región se establece en el castillo a comienzos del siglo XVIII. Hubiera sido una muy buena idea para que el fortín siguiera manteniendo una funcionalidad. Pero durante la Revolución Francesa el sitio es destinado a otros fines: Prisión.

Finalmente Napoleón (me refiero al Emperador) dona la fortaleza al departamento del Ariège, lo que le hace perder esa triste función. Se trata de hacer un plan de restauración del castillo pero se abandona por motivos económicos, comenzando un largo periodo de abandono y olvido.

En 1886 comienza la restauración del edificio eliminando todo aquello que en los últimos tiempos se había integrado en el castillo (por ejemplo, en sus muros se habían adosado una serie de chabolas) hasta llegar al punto en que lo conocemos hoy en día.

Actualmente alberga un museo y es un lugar indispensable para los turistas que visitan el sur de Francia, añadiéndose, de una forma más o menos forzada, a la ruta del País Cátaro, ya que los condes de Foix nunca fueron cátaros y si participaron en algunos hechos puntuales en la Cruzada contra los Albigenses, fue más por la defensa de sus derechos y la soberanía sobre sus tierras que por el propia amparo o creencia en la religiosidad de los llamados herejes, que eran sus subditos.
[1] barbacana. (Del ár. hisp. báb albaqqára, puerta vaquera). f. Muro bajo con que se suelen rodear las plazuelas que algunas iglesias tienen alrededor de ellas o delante de alguna de sus puertas. 2. Saetera o tronera. 3. Mil. Obra avanzada y aislada para defender puertas de plazas, cabezas de puente, etc.

Curwood Castle (USA)


Este castillo no ha tenido jamás entre sus muros aguerridos soldados esperando un ataque, no ha sido jamás la fortaleza que controlara una zona especialmente hostil, nunca ha sido asaltado ni sitiado por un enemigo implacable, ni ha sido la cuna de una villa que creciera junto a sus muros…

Este castillo está en los Estados Unidos.

A falta de historia lo mejor es inventársela. Así es como deben pensar los norteamericanos que construyeron este castillo. Es la copia, con algunas variaciones, de un castillo normando y se encuentra en Owosso (Michigan). Fue la residencia de James Oliver Curwood, un escritor norteamericano que narró en muchas de sus novelas las aventuras de hombres y animales en los profundos e inmensos bosques de su país, tema, todo sea dicho, muy recurrido en los Estados Unidos (si como muestra vale un botón os diré que una de sus más famosas novelas es "El Oso", de la que los franceses rodaron una magnífica película). El hombre debió percibir en lo más profundo de su corazón y de su alma la inquietante llamada del medioevo y se mandó construir esta fortaleza en la que pudiera sentirse como un auténtico señor feudal, cosa que por la apariencia de su "casa" logró sobradamente. No hay nada como el tener dinero y ganas de gastárselo…

Los estadounidenses a falta de historia nacional propia no renuncian (ni escatiman gastos) a rodearse de partes del pasado, aunque tengan que ir a otros países a copiarlo.

lunes, agosto 14, 2006

Peñafiel (Castilla y León)


El castillo de Peñafiel, posiblemente el más representativo de la provincia de Valladolid, se adapta al estrecho y largo cerro sobre el que se asienta en la localidad del mismo nombre, a 56 kilómetros de la capital. Peñafiel constituyó junto con su castillo un punto fundamental en la línea defensiva del Duero, tanto para cristianos como para musulmanes allá por los siglos IX y X. (la fortificación se elevó en la antigua frontera cristiano-árabe) Desde el cerro el castillo dominaba los valles de los ríos Duero, Duratón y Botijas, y protegía la población.

Parece ser que la antigua edificación proviene del siglo X, aunque las primeras noticias de la fortaleza son del XI cuando Sancho García (conde de Castilla que se las tuvo que ver con las tropas del gran Almanzor) lo toma a los árabes y pronuncia la célebre frase: "desde hoy en adelante esta será la peña más fiel de Castilla" (ya se sabe, la leyenda es la antesala de la historia…), con lo que dio origen al nombre de la villa, que antes se llamaba Peña Falcón.

El señorío de Peñafiel, creado por Fernando III el Santo, pasa a manos de Alfonso X el Sabio y de éste a su sobrino Don Juan Manuel (que ha pasado a la historia por escribir “El Conde Lucanor”), Es éste quien reedifica la vieja fortaleza del siglo XI, que se prolongaba a través de unas murallas, hasta rodear toda la antigua villa. Don Juan Manuel lo donó al monasterio dominico de San Pablo. Sin embargo, el castillo que hoy podemos visitar es una obra inacabada y edificado en las ruinas de la anterior fortaleza (es del siglo XV y fue edificado durante el reinado de Juan II de Castilla por Don Pedro Girón, maestre de la orden de Calatrava).

En 1442 nació en este lugar Carlos, el príncipe de Viana. Su abuelo Carlos III el Noble había creado ese título para que lo llevara su nieto. Fue hijo de Juan II de Aragón y Blanca de Navarrra. Ante la sospecha que el rey aragonés, su padre, pretendía acabar con su vida marchó a castilla donde se alió con su soberano. Tras una larga guerra Carlos fue hecho prisionero y tuvo que renunciar a sus pretensiones al trono sobre Navarra y Aragón. Tras pasar algún tiempo encarcelado marchó a Francia aunque posteriormente se dirigió a tierras catalanas. Fue detenido en Lleida en 1460, lo que provocó un levantamiento en toda Cataluña, levantamiento que obligó a Juan II a reconocer el derecho sucesorio de su hijo. Sin embargo Carlos murió ese mismo año (1461), al parecer envenenado por orden de su padre. Con esta “inteligente” estratagema Juan II consiguió: una nueva sublevación de los catalanes y una guerra abierta con los navarros.

Su estilo es ojival germánico. La construcción está realizada en piedra labrada, sillares calizos y blanquecinos. Por cierto, la piedra que se usó para la construcción del castillo proviene del mismo lugar de donde se sacó la piedra para la construcción de la Catedral de Valladolid (iniciada por Juan de Herrera), de las canteras de Campaspero.

La planta de la fortaleza es rectangular, de unos 210 metros de longitud por unos 35 metros de anchura, y termina hacia el norte formando un ángulo agudo. Tiene dos recintos; el exterior es grueso y tiene una puerta defendida por dos cubos. El recinto interior presenta la impresionante torre del homenaje y cortinas de muralla que se apoyan en 30 torres redondas, separadas cada 10 ó 15 metros, que se corresponden en ambas fachadas. Igualmente aparecen cubos en los ángulos y en el centro de la pequeña fachada que da al sur.

Hablemos ahora de su torre del homenaje, está ligeramente orientada hacia el norte, es de planta rectangular y tiene poco más de 35 metros de altura. La rodean ocho torrecillas redondas en sus ángulos y en el centro de de sus cuatro lados. En su interior hay dos plantas abovedadas con dos cámaras con bóvedas de cañón, unidas por una escalera de caracol de planta cuadrada, y rematada con un matacán almenado con garitas en las esquinas. La planta inferior se usó de prisión y la superior, de gran altura, posee ventanales y chimeneas. A ambos lados de la torre hay dos patios, que en su tiempo albergaron los cuarteles de soldados y siervos y las caballerizas. Encontraremos en el recinto los almacenes y el aljibe (lugar donde se almacenaba el agua y que todavía existe). El castillo cuenta con una puerta de escape y con galerías. También se ve el paseo de ronda que presenta un remate almenado. La entrada a la torre del homenaje tuvo que realizarse a través de un puente levadizo. A través de una segunda puerta, se accede al amplio patio situado al sureste.

Una de las tareas de las poblaciones que tienen castillo es el de darle una funcionalidad, sin ella estos colosos del pasado están condenados a el olvido y su muerte. Afortunadamente en esta ocasión los encargados de hacerlo han sido lo suficientemente inteligentes como darle a la fortaleza una funcionalidad acorde con su categoría. En este castillo se encuentra establecido el Museo Provincial del Vino. Las diferentes salas muestran los distintos procesos de fabricación del vino así como las denominaciones de origen vallisoletanas: Ribera del Duero, Cigales y Rueda. Merece la pena disfrutar del proceso de esos extraordinarios caldos. ¡Felicidades por la idea!

Fue declarado Monumento Nacional en 1917.

Cardiff (País de Gales)


Sabemos a ciencia cierta que en el lugar donde hoy en día podemos contemplar el castillo de Cardiff antiguamente se levantaba un campamento romano, posiblemente el que se dedicara a controlar la paz de la zona.

El edificio, situado en un pequeño terraplén y rodeado por un foso conserva una torre del siglo XIII, la primitiva fortaleza se remonta a la época de los normandos (la comunidad fue ocupada por los normandos en el siglo XI, y tras la conquista normanda quedó en manos de los señores feudales), aunque las murallas son de época bastante posterior, del siglo XV para ser exactos.

El conjunto de dependencias que hoy se conservan se remontan a finales del siglo XIX, la remodelación de la fortaleza fue encargada por los marqueses de Bute al arquitecto Burges, quien no reparó en detalles, en ocasiones chocantes, a la hora de su reconstrucción (se llegó a diseñar y construir una sala árabe a modo de harén con una decoración fundamentada en el lapislázuli). El resultado es un tanto incierto, pues los estilos se mezclan, cuando no se superponen, de manera que finalmente parece ser un castillo barroco más que otra cosa. Sin embargo, y pese a esa sorprendente mezcla de formas, el Castillo de Cardiff sigue siendo uno de los monumentos más representativos de la capital galesa.