Va de castillos

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lunes, agosto 14, 2006

Peñafiel (Castilla y León)


El castillo de Peñafiel, posiblemente el más representativo de la provincia de Valladolid, se adapta al estrecho y largo cerro sobre el que se asienta en la localidad del mismo nombre, a 56 kilómetros de la capital. Peñafiel constituyó junto con su castillo un punto fundamental en la línea defensiva del Duero, tanto para cristianos como para musulmanes allá por los siglos IX y X. (la fortificación se elevó en la antigua frontera cristiano-árabe) Desde el cerro el castillo dominaba los valles de los ríos Duero, Duratón y Botijas, y protegía la población.

Parece ser que la antigua edificación proviene del siglo X, aunque las primeras noticias de la fortaleza son del XI cuando Sancho García (conde de Castilla que se las tuvo que ver con las tropas del gran Almanzor) lo toma a los árabes y pronuncia la célebre frase: "desde hoy en adelante esta será la peña más fiel de Castilla" (ya se sabe, la leyenda es la antesala de la historia…), con lo que dio origen al nombre de la villa, que antes se llamaba Peña Falcón.

El señorío de Peñafiel, creado por Fernando III el Santo, pasa a manos de Alfonso X el Sabio y de éste a su sobrino Don Juan Manuel (que ha pasado a la historia por escribir “El Conde Lucanor”), Es éste quien reedifica la vieja fortaleza del siglo XI, que se prolongaba a través de unas murallas, hasta rodear toda la antigua villa. Don Juan Manuel lo donó al monasterio dominico de San Pablo. Sin embargo, el castillo que hoy podemos visitar es una obra inacabada y edificado en las ruinas de la anterior fortaleza (es del siglo XV y fue edificado durante el reinado de Juan II de Castilla por Don Pedro Girón, maestre de la orden de Calatrava).

En 1442 nació en este lugar Carlos, el príncipe de Viana. Su abuelo Carlos III el Noble había creado ese título para que lo llevara su nieto. Fue hijo de Juan II de Aragón y Blanca de Navarrra. Ante la sospecha que el rey aragonés, su padre, pretendía acabar con su vida marchó a castilla donde se alió con su soberano. Tras una larga guerra Carlos fue hecho prisionero y tuvo que renunciar a sus pretensiones al trono sobre Navarra y Aragón. Tras pasar algún tiempo encarcelado marchó a Francia aunque posteriormente se dirigió a tierras catalanas. Fue detenido en Lleida en 1460, lo que provocó un levantamiento en toda Cataluña, levantamiento que obligó a Juan II a reconocer el derecho sucesorio de su hijo. Sin embargo Carlos murió ese mismo año (1461), al parecer envenenado por orden de su padre. Con esta “inteligente” estratagema Juan II consiguió: una nueva sublevación de los catalanes y una guerra abierta con los navarros.

Su estilo es ojival germánico. La construcción está realizada en piedra labrada, sillares calizos y blanquecinos. Por cierto, la piedra que se usó para la construcción del castillo proviene del mismo lugar de donde se sacó la piedra para la construcción de la Catedral de Valladolid (iniciada por Juan de Herrera), de las canteras de Campaspero.

La planta de la fortaleza es rectangular, de unos 210 metros de longitud por unos 35 metros de anchura, y termina hacia el norte formando un ángulo agudo. Tiene dos recintos; el exterior es grueso y tiene una puerta defendida por dos cubos. El recinto interior presenta la impresionante torre del homenaje y cortinas de muralla que se apoyan en 30 torres redondas, separadas cada 10 ó 15 metros, que se corresponden en ambas fachadas. Igualmente aparecen cubos en los ángulos y en el centro de la pequeña fachada que da al sur.

Hablemos ahora de su torre del homenaje, está ligeramente orientada hacia el norte, es de planta rectangular y tiene poco más de 35 metros de altura. La rodean ocho torrecillas redondas en sus ángulos y en el centro de de sus cuatro lados. En su interior hay dos plantas abovedadas con dos cámaras con bóvedas de cañón, unidas por una escalera de caracol de planta cuadrada, y rematada con un matacán almenado con garitas en las esquinas. La planta inferior se usó de prisión y la superior, de gran altura, posee ventanales y chimeneas. A ambos lados de la torre hay dos patios, que en su tiempo albergaron los cuarteles de soldados y siervos y las caballerizas. Encontraremos en el recinto los almacenes y el aljibe (lugar donde se almacenaba el agua y que todavía existe). El castillo cuenta con una puerta de escape y con galerías. También se ve el paseo de ronda que presenta un remate almenado. La entrada a la torre del homenaje tuvo que realizarse a través de un puente levadizo. A través de una segunda puerta, se accede al amplio patio situado al sureste.

Una de las tareas de las poblaciones que tienen castillo es el de darle una funcionalidad, sin ella estos colosos del pasado están condenados a el olvido y su muerte. Afortunadamente en esta ocasión los encargados de hacerlo han sido lo suficientemente inteligentes como darle a la fortaleza una funcionalidad acorde con su categoría. En este castillo se encuentra establecido el Museo Provincial del Vino. Las diferentes salas muestran los distintos procesos de fabricación del vino así como las denominaciones de origen vallisoletanas: Ribera del Duero, Cigales y Rueda. Merece la pena disfrutar del proceso de esos extraordinarios caldos. ¡Felicidades por la idea!

Fue declarado Monumento Nacional en 1917.