Va de castillos

Una mirada fotografíca y restrospectiva de los castillos, murallas y torres del mundo. vadecastillos es un blog hermanado con: Vadehistoria

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viernes, septiembre 01, 2006

Murallas de Urueña (Castilla y León)


Urueña, en la provincia de Valladolid, fue declarada Conjunto Histórico Artístico en el año 1975. En un punto un poco elevado de la meseta castellana se encuentra esta villa.

Históricamente estuvo al margen de los acontecimientos más importantes cuando los romanos dominaban la península. Quizá pasaran por allí cuando las legiones se dirigieron para someter a los astures.

Sabemos que si que hubo un asentamiento visigodo y después de una época de crisis empezó a tomar cierta notoriedad en los tiempos de Alfonso III el Casto. Bajo el reinado de Alfonso I, se levantaría el castillo que posteriormente donaría a su hermana, doña Urraca.

Años más tarde, separados los reinos de Castilla y de León (estos siempre han estado a la greña), Urueña quedó en la frontera, pero no duró demasiado en manos castellanas porque la población fue invadida por Fernando II de León. Volvería a manos castellanas tras un pacto entre soberanos, en el mismo momento en el que se concluyen las murallas (posiblemente fueron iniciadas con Sancho III).

Hasta que no llegara la unión entre Castilla y León, con Fernando III el Santo, Urueña sufrió los continuos problemas fronterizos de una villa en la Edad Media.

Pedro I retuvo en el castillo de la villa a su amante, para mayor seguridad de la dama, ya que el reino estaba en plena guerra civil.
Sirvió de prisión al conde de Urgel, que no aceptó el Compromiso de Caspe en 1412. Este compromiso era para resolver el problema sucesorio planteado en 1410 en la Corona de Aragón al morir sin sucesión Martín I el Humano.
Los candidatos eran varios, entre ellos el conde de Urgel (legítimo sucesor) y Fernando de Antequera, regente de Castilla. Ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo en las Cortes, se decidió que la cuestión la resolviera una junta de compromisarios. En Caspe se reunieron nueve delegados, tres por Aragón, tres por Cataluña y tres por Valencia, uno de los cuales era el dominico san Vicente Ferrer. El triunfador debía obtener, como mínimo, un voto de cada una de las tres entidades políticas presentes. La junta, sobornada por los castellanos (y un tanto inquieta porque el regente castellano había llevado hasta la frontera de Aragón a su ejército), se pronunció finalmente a favor de Fernando de Antequera (evidentemente en contra de lo que pensaban los catalanes).
Urueña pasó a manos de Alfonso Tellez Girón, a quien Juana de Castilla le confirmó como conde en 1510. Desde ese momento gobernarán Urueña los Tellez Girón hasta el año 1820, cuando se suprimieron los señoríos.
En 1876 un incendio devastó una buena parte de la villa, muchos edificios fueron reconstruidos con piedra procedente de la muralla (prodigiosa inteligencia la de los lugareños).
El sistema empleado en la construcción del muro es a base de piedra con mortero de cal para el interior y sillarejo (sillarejo: Piedra labrada de una construcción, especialmente la que no atraviesa todo el grueso del muro y no tiene sino un paramento o dos cuando más.) al exterior. Mide aproximadamente un kilómetro y sólo tiene dos puertas.

La altura varía según los lienzos, aunque tiene unos 8 metros de media, y estuvo toda almenada con paseo de ronda. Hay que señalar que el castillo (que veremos en otro apartado de este blog) está unido por un muro a la muralla y que, aunque es posterior, forma un conjunto homogéneo.

Salvo tres excepciones la muralla no tiene cubos y vemos que se va adaptando al terreno. La puerta de Azogue se encuentra entre dos cubos, el de la derecha es macizo y el de la izquierda sobresale demasiado del muro y tiene una extraña forma redondeada (se hizo para proteger la entrada). La otra puerta, la de la Villa es un sencillo arco apuntado abierto en un cubo de la muralla.

Berrueco (Andalucía)


En la población de Torredelcampo (si, se escribe todo junto), a unos 10 kilómetros al oeste de Jaén, al pie de la sierra de Jabalcruz, sobre un saliente rocoso podemos encontrar las ruinas del castillo de Berrueco.

En el paraje cercano llamado de La Floresta, podemos encontrar abundantes restos arqueológicos iberos, romanos, visigodos y, como no, musulmanes.

Como suele suceder por estos parajes es en su periodo islámico cuando este pequeño asentamiento, igual que otros muchos, se fortifica. La fortificación se consolidará con la llegada de los almohades, pues la población al ser fronteriza con los reinos cristianos se convierte en un punto estratégico, controlando el acceso a Jaén.

Fernando II el Santo conquista la villa y el castillo en 1243 (La fase más importante de expansión territorial frente a los musulmanes en la época de este soberano se desarrolló entre 1240 y 1248. Durante este periodo se conquistó Jaén (1246), el reino de Murcia se convirtió en vasallo de Castilla (1243), y Sevilla capituló en noviembre de 1248, después de un largo asedio). Torredelcampo quedó entonces bajo la jurisdicción del Concejo de Jaén.

Con la llegada de los cristianos el castillo fue profundamente reformado, se levantaron numerosas torres de vigilancia que pudieran conectar fácilmente con la fortaleza y las defensas del fortín se reforzaron, acomodándose más aún, al trazado agreste del terreno, lo que favorecía su defensa.
Durante el siglo XV Torredelcampo se vio involucrada activamente en las luchas que asolaron el final del reinado de Enrique IV. Enrique IV, soberano conflictivo donde los hubiera, ya tuvo sus problemas con los nobles castellanos a poco de coronarse rey, después con los aragoneses. Desde 1463 a 1468 volvió a producirse el enfrentamiento entre Enrique IV y la alta nobleza por la sucesión castellana. Los sublevados querían al hermano del rey como sucesor, el príncipe Alfonso, y propagaron el rumor de que su hija Juana era ilegítima, apodándola 'la Beltraneja' para indicar que su verdadero padre era Beltrán de la Cueva. Enrique IV fue simbólicamente destronado y Alfonso proclamado rey.
La lucha duró hasta la muerte de Alfonso en julio de 1468. Desde ese momento Enrique cedió a las presiones de los nobles y reconoció como heredera a su hermana Isabel (1468). Cuando Isabel —la futura Isabel I— dio a entender a los nobles que ella tendría el poder absoluto los nobles decidieron que Juana sería mejor reina (observamos estupefactos como Juana pasó de ser ilegítima a legítima en muy corto espacio de tiempo, cosas de nobles…). Estalló así la llamada guerra de Sucesión de Castilla que se inició en 1474 con la muerte del rey.
Serrat decía en una de sus canciones que “las mató el tiempo y la ausencia”. Pues bueno, esto es aplicable al castillo de Berrueco. Después de la Reconquista comenzó a languidecer hasta encontrarse en el estado en el que podemos verlo en la foto.

Ciertamente que está protegido por el Estado por ser “Patrimonio Histórico Español” y la Junta de Andalucia le otorgó un reconocimiento especial en 1993. Que sería de este país sin la burocracia, como nos gusta eso de cumplimentar papeles. Pero a la hora de la verdad el castillo se acabará derrumbando olvidado por todos y los papeles del decreto que lo convierte en Patrimonio Histórico Español y los del Acta de la Junta de Andalucía solo servirán para llenar un tomo más, tomo que a su vez se lo comerá la polilla con el transcurrir de los años.

Samaniego (País Vasco)


A 55 kilómetros de Vitoria-Gasteiz, en Álava, encontramos la población de Samaniego. Es villa desde 1668, cuando Carlos II, aquel rey que ha pasado a la historia con el sobrenombre de “El hechizado”, le otorgó ese privilegio.

Durante la Edad Media dos familias influyentes se instalaron en la zona; los Fernández de Barrueco y los Samaniego, como mandaban los cánones de la época, cada una de ellas (con más o menor rivalidad) construyeron su “casa fuerte” o pequeño castillo en la localidad.

Desgraciadamente, una vez más, lo único que se conserva actualmente de ambas edificaciones lo constituye un solitario torreón circular (ver la foto) que se encuentra adosado, de una manera un tanto singular ysorprendente, a la parroquia de la Asunción (edificio bastante posterior, del siglo XVII)

San Sebastián de la Gomera (Islas Canarias)


Aunque no te lo creas amigo lector en ocasiones existen retos en las cosas más nimias. Uno de esos retos era el encontrar algunos restos de castillos, murallas o torres en las Islas Canarias que pudieran complementar las páginas de éste blog. Al final, como puedes ver por ti mismo el reto ha sido cumplimentado y tenemos un ejemplo para colocar entre el resto de sus hermanos. Ciertamente no es el Castillo de la Mota, ni el de Cardona, ni el de Stirling, pero, la cuestión es que cumple nuestros objetivos y con eso es suficiente.
La villa africana de San Sebastián de la Gomera lleva ese nombre por ser el santo del día en el que llegó a ella Juan de Bethencourt, una especie de conquistador-mercenario que trabajaba para la corona de Castilla (entre sus conquistas destacan Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera). Zarpó desde el puerto francés de La Rochela para proceder a la conquista de las islas Canarias. Esta labor había sido encargada por el rey castellano Enrique III, en calidad de privilegio, al tío de Béthencourt, Roberto de Braquemont, quien delegó en él.
La villa no está exenta de casonas de rancios personajes venidos de la península. Pero lo que realmente llama la atención es la cantidad de cosas que hizo Colón en esta villa antes de marchar hacia América. Parece ser que en un templo, el de la Asunción, el navegante rezó (abriendo el camino para que rezaran en el mismo lugar muchos más; Pizarro, Cortés, Núñez de Balboa etc). También se nos asegura, así lo dice una inscripción, que Colón bebió agua de un pozo e incluso la tomó para su viaje., pidió ayuda a Doña María de Bobadilla, viuda de Hernán Peraza, uno de su valedores delante de los reyes, pues el timón de La Pinta se había dañado y además se alojó en la fortaleza del siglo XV (de la que sólo queda la Torre del Conde). Por lo que los lugareños cuentan parece como si Colón hubiera llevado permanentemente a un escribano detrás suyo para apuntar hasta sus más mínimos movimientos.
El tema que nos toca es los restos de la torre defensiva gótica llamada Torre del Conde cuya principal característica es que está construida con piedra volcánica. La Torre es el resto de un antiguo fortín construido entre los años 1447 y 1450 por el Conde de La Gomera. Durante una rebelión de los nativos de la isla fue lugar de refugio para los españoles.
Si los primeros cincuenta años del siglo XVI supusieron para el puerto de la villa un momento de esplendor, caracterizados por el paso de marinos y descubridores que alcanzaron fama en América, a partir de la segunda mitad del siglo, San Sebastián fue reiteradamente atacada, saqueada e incendiada por las incursiones de Jean Capdeville, en 1571; Pieter van der Does, en 1599; y Tabac Arráez, en 1618. Tan alto fue su valor estratégico que en julio de 1743, el almirante inglés Charles Windham fue enviado con una pequeña flota para apoderarse de la Isla, pero salió derrotado en su empeño. La gesta la conmemora un espléndido mural pintado en 1760 y que se conserva en la Iglesia de la Asunción. En la defensa tuvo un papel destacado la Torre del Conde, aunque resultó seriamente dañada.

miércoles, agosto 30, 2006

Castillo de Zamora (Castilla y León)


Mientras que la ciudad de Zamora es absolutamente rica en lo que podríamos definir como románico religioso, de las construcciones militares queda realmente muy poco y de las de los siglos XI, XII y XIII prácticamente el recuerdo (si es que hay alguien que recuerda esos siglos…)

Hablemos del castillo. Su obra primitiva (fue construido en el siglo XI) sufrió continuas reformas con el transcurrir de los siglos. Fernando I lo reconstruyó a fondo en el siglo XV. La ciudad fue siempre un bastión, primero contra los moros y después contra castellanos y portugueses, por esta razón sus construcciones militares fueron ejemplo a seguir en su época. En el siglo XVIII sufrió, de nuevo, importantes transformaciones, por ejemplo; perdió todo su almenaje para adaptarlo a la fusilería.

De todo su conjunto destaca la puerta de arco apuntado, con las poleas para alzar el puente levadizo y un desmontado matacán encima (Un matacán es una obra voladiza en lo alto de un muro, de una torre o de una puerta fortificada, con parapeto y con suelo aspillerado, para observar y hostilizar al enemigo)

Todavía conserva el perímetro rodeado de un profundo foso, el patio de armas, la torre del homenaje y los muros principales. Actualmente podemos señalar que sus ruinas están consolidadas y que ha vuelto a ser restaurado y transformado para su nuevo cometido.

Es propiedad del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, y alberga la Escuela de Arte (al menos tiene una función que le permitirá mantenerse).

El acceso está restringido.

Muralla de Zamora (Castilla y León)


Una amiga zamorana ha sido la que me ha proporcionado la foto que acompaña este texto. El refrán dice que: “De bien nacidos es ser agradecidos”. Así que lo primero es lo primero. Dicho esto pasemos a hablar de la muralla de Zamora que, como puede fácilmente entenderse, se encuentra en la capital de provincia del mismo nombre.

Tenemos documentación del primer recinto amurallado zamorano desde el año 893, en el reinado de Alfonso III el Magno. El reinado de Alfonso III coincidió con la época de máxima expansión territorial del reino astur; Coimbra, Zamora y Toro asumirán el papel de fronteras del reino.

Del segundo recinto amurallado tenemos datos desde los tiempos de Alfonso IX, el soberano consolidó con la ayuda de las órdenes militares las conquistas realizadas al sur del Tajo. Una tercera muralla surgirá para dar amparo a los barrios periféricos de la ciudad.
Durante la época de las guerras napoleónicas se producen las últimas mejoras y ampliaciones de las murallas zamoranas.
Como ha ocurrido en demasiadas ocasiones a partir del siglo XIX parte de las murallas son derribadas en nombre del progreso (si alguien me explica hacia donde se progresa derribando una muralla histórica estaré encantado de escucharlo). Actualmente quedan, aproximadamente, la mitad de las murallas primitivas.
En la actualidad se sigue la ancestral política española de cerrar la cerca cuando ya se ha escapado el caballo, eso quiere decir que se trata de recuperar zonas de muralla ocultas a la vez que se restauran y acondicionan otras zonas.

Solamente un par de preguntas al consistorio zamorano: ¿Es necesario atornillar las señales de tráfico a la piedra de la muralla? ¿No se puede buscar otra solución menos agresiva con un monumento histórico?

Nota: Si no veis ninguna señal de tráfico en la imagen es porque el Photoshop hace milagros.

Montesquieu (Catalunya)


Actualmente el castillo de Montesquiu pertenece a la Diputación de Barcelona, que lo ha destinado a equipamientos públicos, así como lugar de exposiciones de actividades artísticas y conferencias. Una inteligente manera de dar funcionalidad a uno de nuestros castillos que de otra manera estarían condenados a la ruina y el olvido.

El castillo de Montesquiu se encuentra, sobre un pequeño promontorio, en la villa de homónimo nombre, en la comarca de Osona, en la provincia de Barcelona.

Originariamente nació como una “casa fuerte” para posteriormente convertirse en un castillo, o al menos denominarse así. Este tipo de evolución arquitectónica es bastante común a lo largo y ancho de Cataluña.

Junto con los castillos de Basora y Saderra formaban un férreo triángulo defensivo de la zona.

La familia Besora convirtió al castillo como su residencia en el siglo XIV. Uno de los miembros de la familia, Lluis Descatllar, durante el siglo XVII realizó la primera gran reforma de la residencia.

El castillo cambia de manos y pasa a la familia de Juncadella que a principios del siglo XIX realizan una nueva serie de obras de mejora del castillo

Nuevamente sufrió otra restauración entre los años 1917 y 1920. El castillo perteneció a la familia Juncadella hasta el año 1976. El problema es que con tanta restauración sobre la primera edificación llega un momento en que es imposible definir el estilo que tiene el castillo.

En el año 1986 fue inaugurado el Parque Comarcal del Castillo de Montesquiu.

Urquhart (Escocia)


Es imposible hablar del castillo de Urquhart sin mencionar el lago Ness, uno de los mas grandes de Escocia, se halla sobre una falla conocida como la Great Glen, que atraviesa Escocia de costa a costa desde Fort William a Inverness. Forma parte del canal Caledonian, se extiende hacia el noreste desde Fort Augustus hasta las cercanías de la ciudad de Inverness, a lo largo de aproximadamente 39 km. La anchura media del lago es de unos 2 km, y la profundidad máxima es de 230 m. Desagua por el río Ness, que desemboca en Moray Firth.

Por supuesto que estos no son más que datos puntuales, pero por lo que realmente el lago es famoso es por la leyenda del monstruo que supuestamente vive en sus aguas, lo que no ha sido probado.

San Columbano en el siglo VI fue el primero que vio al monstruo, se refirió a él como: “una bestia acuática”. Dice la leyenda que el monstruo salió a la superficie al ser molestado por un bote. Su presencia atemorizó a todo el mundo menos a San Columbano (que con ese nombre nada le podía ya dar miedo) que haciéndole la señal de la cruz le obligó de nuevo a volver a las oscuras profundidades. Ya en el siglo XVII los soldados del general Wade juraron que vieron a un monstruo salir de las aguas para volverse a sumergir después de unos minutos. Sea como fuere los encargados del Museo del Monstruo del Lago Ness, en el pueblo de Drumnacdrochit, son absolutamente felices por la leyenda. Ellos mismos aseguran que el fenómeno proporciona más de 80 puestos de trabajo directo en el pueblo (una manera como otra cualquiera para acabar con el paro local).

El castillo de Urquhart lo podemos encontrar en el pueblo de Drumnacdrochit (no me preguntéis el gentilicio que utilizan los habitantes de esa población porque lo desconozco y hasta lo temo). Sabemos que el castillo fue fundado en el siglo XII, durante el reinado de William the Lion (1165-1214), aunque es posible que el de aquel tiempo no fuera más que una fortificación de madera y algunos muros de piedra.

Alan Durward fue el primer Lord de Urquhart registrado, y él reconstruyó el castillo durante el reinado de Alexander II (1214-1249). A la muerte de Durward en el año 1268, el castillo y sus tierras pasaron al poder de Señores de Badenoch.

El castillo fue ocupado en 1296 por los ingleses que trataron de afianzar una guarnición en la zona pero fue recuperado rápidamente por los escoceses. En 1303 volvió a ser capturado por las tropas de Eduardo I de Inglaterra, en 1308 Robert de Bruce lo recuperó para los escoceses.

El rey Robert cedió el castillo a Sir Thomas Randolph, que posteriormente llego a ser el conde de Moray. En 1333 el castillo de Urquhart resistió ante la nueva invasión inglesa, incluso después de la derrota de los escoceses en la batalla de Halidon Hill.

En el año1395, MacLean de Lochbay fue guardián del castillo. Después de la muerte de James I en 1437, los MacDonald's intentaron sin éxito, tomar Urquhart. Regresaron en 1452, apoyando la rebelión de “Black Douglas” y confiscaron el castillo, obligando a la corona escocesa a reconocerlos como guardianes de la fortaleza.

La derrota de los rebeldes de ‘Black Douglas’ en 1458 permitió a los MacDonald's entrar en el tratado de Ardtornish-Westminster en 1461. Su intento era dividir el reino de escocia entre Eduardo IV y ‘Black Douglas’. Urquhart consecuentemente paso a manos de la corona, y en 1476 era posesión del duque de Huntly. Fue pasado a John Grant por James IV in 1509. Después de la muerte de James IV en 1513, en Flodden, el castillo fue tomado de nuevo por los MacDonald's de Lochalsh, pero retorno a la corona en 1516.

En 1545 los MacDonald's y sus aliados los Cameron de Lochiel, tomaron el castillo, y quemaron la hacienda del valle de Urquhart. El castillo fue desvalijado y sufrió fuertes daños en 1644, pero fue reconstruido en el año 1676.

En el año1689, una guarnición luchó 2 años contra los Jacobitas, los Jacobitas eran los partidarios de la Casa de Estuardo, su nombre procedía de Jacobo II de Inglaterra, destronado en 1688 por Guillermo de Orange. Durante unos años los jacobitas se dedicaron a planear conspiraciones de poca importancia con el fin de derrocar a la nueva dinastía protestante.

Para impedir que se usara como una base jacobita, Urquhart fue incendiado en el año 1691. Desde esa fecha sus ruinas se levantan silenciosas, junto al lago Ness. Hoy es un lugar de obligada parada turística.

Tossa de Mar (Catalunya)


Tossa de Mar es una hermosa villa (muy a pesar de los turistas) en la provincia de Girona. Una población de gran solera en la vieja Catalunya.

Fue romana, visigoda e incluso musulmana (de hecho una expedición salida de estas tierras saquearía Barcelona en el año 985). Una vez reconquistada se hizo urgente la creación de unas murallas que la defendieran de los musulmanes y de los piratas que trataban de asaltar las costas catalanas.

El conde Borrell de Barcelona hizo donación, en el año 966, de Tossa al Monasterio de Ripoll (produciéndose realmente en 1096). Ripoll está considerado como una de las más representativas construcciones de los albores del románico catalán.

En el año 1187 el abad de Ripoll concede la “carta de poblamiento”, indicando la exacta fundación del castillo. Hay una cosa curiosa de la carta, en ella se permitía vivir dentro o fuera de los muros con la condición de pagar un censo al monasterio de una gallina anual (nadie como la Iglesia para hacer negocios productivos)

Posteriormente hubo problemas por la posesión del castillo y la villa amurallada. Jaime II se enfrentó al Monasterio para recuperar ese territorio (sin mucho éxito, que todo hay que decirlo…). En 1345 fue otorgado a Pedro de Riera y sus descendientes, pasando después, hasta el siglo XIX, a la familia Falguera.

Las murallas forman un recinto poligonal que parten del castillo, en una altitud de unos cien metros. De esta manera el castillo protegía a la población en su cara sur y el mar en el resto. Dentro de sus muros puede encontrarse la antigua iglesia. La muralla forma pequeños entrantes y salientes adecuándose al terreno. Las torres de la muralla son todas circulares y están separadas entre si entre 35 y 40 metros. Las llamadas torres de Joanas como la del Reloj son mayores que las demás, tanto en grosor como en altura y se sitúan en los ángulos más débiles del perímetro.

Junto a la Torre del Reloj un portillo da paso a la plaza. La muralla existente tiene hoy en día una longitud aproximada de 430 metros y faltan más de 100 de su unión con el castillo. Toda la muralla es de sillarejo, (Sillarejo: Piedra labrada de una construcción, especialmente la que no atraviesa todo el grueso del muro y no tiene sino un paramento o dos cuando más.) y está almenada, teniendo cada almena rectangular una saetera. El camino de Ronda está en perfectas condiciones. Las Torres Mayores tienen una cornisa de matacanes (Matacán: Obra voladiza en lo alto de un muro, de una torre o de una puerta fortificada, con parapeto y con suelo aspillerado, para observar y hostilizar al enemigo) que las diferencian del resto.

En el interior del recinto podemos encontrar un barrio medieval típico, con casas góticas y los restos de la iglesia de San Vicente. Todas estas torres y murallas son el símbolo y la esencia de la Edad Media catalana.

Gracias a que Tossa no fue destruida en las diferentes guerras que ha librado Catalunya a través de su historia, bien contra Francia, contra España e incluso civiles, las murallas se han podido conservar perfectamente hasta nuestros días.

Fueron declaradas monumento nacional en 1931.


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Tiedra (Castilla y León)


Al sumergirnos en la historia nos encontramos, en demasiadas ocasiones, que la leyenda y la narración real se entremezclan siendo difícil saber donde acaba una y da comienzo la otra. La documentación de esta fortaleza nos dice que por aquí, por Tiedra (en la provincia de Valladolid), pasó el Cid en tiempos de Sancho II. Afirmarlo de una manera tajante puede resultar un craso error. Nuestros conocimientos del Cid son limitados y sus leyendas e historias se contradicen en más de una ocasión.

La parte más antigua de la fortaleza datan del 1200 pero, lo que conocemos hoy como castillo, es de finales del siglo XIII. La torre del homenaje fue mandada levantar por Alfonso de Meneses. Ya en pleno siglo XIV la fortaleza se vio reforzada con un foso y los muros de cierre con aspilleras.

Enrique II, el primer rey castellano de la Casa de Trastámara, lo donó a la familia Alburquerque, cuando desapareció la estirpe de los Meneses.

Juan II confiscó el castillo en 1430 y lo convirtió en prisión, allí el soberano encerró a sus oponentes a diestro y siniestro. Después de la batalla de Olmedo (el secuestro de Juan II por parte de los infantes de Aragón en 1443 hizo que se coaligaran las fuerzas políticas castellanas defensoras de la autoridad regia, las cuales vencieron en 1445 a la caballería de la aristocracia castellana y de los infantes en Olmedo) el rey lo cede a la casa de Osuna.

La estructura de la fortaleza es simple y austera, demasiado austera, muy de acorde con el espíritu castellano que tan bien ha reflejado Delibes en sus obras. El castillo es de planta cuadrada y doble muralla almenada. Lo que queda hoy en día, pues está en estado de medio abandono, no es más que una cerca cuadrada y una torre central (hay otra torre circular menor del siglo XV). Dos torreones custodian una de las puertas de acceso y del antiguo foso ya no queda ni el recuerdo.

Sería un detalle por parte de las autoridades (el castillo pertenece al Ayuntamiento) que se tomaran la molestia, siempre que no sea demasiado pedir, de tratar de arreglar la fortaleza. Caso que no sean capaces de trazar un operativo con este fin, estoy seguro que en la Junta de Castilla y León habrá gente capaz de hacerlo.

martes, agosto 29, 2006

La Torre Wallace (Escocia)


El monumento a Wallace, el llamado Nacional Wallace Monument, es una impresionante y solitaria torre construida en un monte a unos cinco kilómetros del castillo de Stirling, si tenéis tiempo y ganas os aconsejo un paseo a pie desde la fortaleza a la torre.

William Wallace es un héroe nacional escocés. Parece ser que su historia de rebeldía arranca tras una pelea contra un inglés al que mató en condiciones no aclaradas hasta nuestros días (lo que motivó que los ingleses comenzaran a perseguirlo)

Sabemos que en su “carrera” tenemos que añadir el ataque y captura de varias guarniciones inglesas y su rechazo total al tratado que los nobles escoceses habían firmado en 1297, un tratado por el que Escocia se sometía a Inglaterra, presentando batalla al invasor.

El 11 de septiembre de 1297 las tropas británicas sufrieron una severa derrota en Stirling, exactamente junto al puente. (Ojo, el que hay hoy en día, de piedra, no es el antiguo que era de madera). Después de esta victoria Wallace fue elegido para el cargo de regente.

En 1298 el propio rey inglés, Eduardo I comandó un gran ejército que invadió Escocia, se enfrentó a las tropas de Wallace y las derrotó en la batalla de Falkirk. Wallace tuvo que ocultarse y escapar posteriormente a Francia. A su regreso a Escocia fue capturado por el caballero escocés sir John de Menteith. Fue conducido a Londres, juzgado por traición y ejecutado.

El oscarizado Mel Gibson dirigió y protagonizó, en 1995, el filme Braveheart, que aunque es una obra muy épica e incluso agradable de mirar tiene muy poco que ver, y eso siendo optimista, con la auténtica figura de Wallace.

La torre está construida a 300 pies sobre Abbey Craig, tiene 220 pies y es el homenaje a siete batallas libradas contra los ingleses. La torre fue erigida por suscripción pública (y eso en Escocia es todo un reto) y abierta en 1869, puede ser visitada por el público (consultar los horarios antes, sobre todo si vais a ir andando, que no es cuestión de llegar y encontrársela cerrada), pudiéndose contemplar en los diferentes pisos diferentes momentos de la lucha por la independencia de Escocia y de la vida de Wallace.

La Bastilla (Francia)


La Bastilla fue construida hacia el año 1370, en un principio debía formar parte de las fortificaciones del muro oriental de la ciudad de París, pero más tarde se convirtió en un auténtico reducto defensivo. En 1553 había adquirido su configuración definitiva. Cumplió su misión de ciudadela militar hasta el mandato de Richelieu (si, el malvado cardenal de “Los Tres Mosqueteros”), cuando fue transformada en prisión, convirtiéndose en símbolo del absolutismo. Todo ciudadano, de cualquier clase o profesión, que cayera en desgracia ante la corte era arrestado bajo un mandato judicial secreto, conocido como lettres-de-cachet y encarcelado indefinidamente en la Bastilla por orden real, sin que mediara acusación o juicio.
Si vais a ir a París no os volváis locos buscado esta fortaleza porque ya no existe. Repasemos los últimos momentos del fortín, debemos trasladarnos a la inquietante época de la Revolución Francesa (1789), a mitad de camino entre la libertad y el terror.
La situación entre el pueblo parisino era de agitación, agitación agravada por la posición del rey Luís XVI. La grave crisis económica había motivado que se reunieran los Estados Generales. Los notables del reino estaban en contra de que se les subieran los impuestos, idea primitiva por la que el rey los había mandado llamar, así que el soberano exilió al Parlamento a Troyes.
En mayo de 1788 otro Parlamento renovó la petición de convocar los Estados Generales y propuso que estos controlaran a la monarquía. Los notables del Delfinato (una región histórica del norte de Francia) convocaron los Estados sin esperar a que lo hiciera el rey, al tiempo que estallaban diferentes revueltas en Francia debido a las malas cosechas. Finalmente el soberano, tratando evitar que los levantamientos se multiplicasen, convocó los Estados Generales.
La situación se tornó en calma tensa, tensa pero esperanzada. Los nobles y el clero, como siempre, esperaban defender sus privilegios, la burguesía esperaba conseguir algunos beneficios y el pueblo se conformaba con exponer sus quejas al soberano.
Para lograr sus objetivos el rey pensó en utilizar al Tercer Estado (los representantes del pueblo), para lo cual había duplicado el número de los diputados de éste. En general, los representantes del pueblo estaban a favor de una reforma, no por apoyar al monarca sino porque si pagaba más la nobleza y el clero ellos tenían la esperanza de pagar menos.
El primer día de reunión nadie se puso de acuerdo en nada, todos pretendieron que sus sugerencias fueran inmediatamente estudiadas en la Cámara. Fue el momento en que los nobles, deseosos de protegerse de los caprichos del soberano, lanzaron la ideas de redactar una Constitución que delimitara el poder del rey.
Aquello no era lo que el monarca pretendía, equivocándose de pleno en su reacción, pues en lugar de disolver los Estados Generales trató de boicotear la Constitución. La reacción fue clara, los diputados proclamaron que los allí reunidos eran la Asamblea Nacional (acto revolucionario que reconocía la superioridad de la nación sobre el rey).
Luís XVI estuvo de nuevo torpe y ordenó cerrar la sala donde se reunían los diputados. Los diputados se reunieron entonces en otra sala, llamada del Juego de Pelota, y siguieron redactando una Constitución. El monarca se vio obligado a ceder, lo que parecía un triunfo de una revolución moderada.
Pero los absolutistas no ceden el poder así como así. Así el soberano ordenó, en otro despropósito, que se concentraran tropas en París para demostrar a la Asamblea Nacional quien era el que mandaba. El temor alcanzó a toda la ciudad, la mezcla de odio y miedo levantó al pueblo. Comenzó la Revolución Francesa.
Los ciudadanos asaltaron Los Inválidos, donde estaba acantonado el destacamento de artillería. Los soldados no opusieron resistencia y permitieron que la masa se apoderara de 32.000 fusiles. El pueblo ya tenía armas, ahora necesitaba la pólvora para hacerlas funcionar.
La pólvora se guardaba en La Bastilla.
La fortaleza solamente estaba defendida por 82 soldados inválidos, reforzados por 30 mercenarios suizos. En un principio el gobernador del fortín trató de calmar a la muchedumbre pero, al no conseguirlo, ordenó que se abriera fuego contra ella. Cientos de personas fueron abatidas. Los amotinados respondieron trayendo cuatro cañones de Los Inválidos y atacando con artillería a la fortaleza. Tras un breve combate, el gobernador ordenó rendir el fortín.
Dos días después comenzó la destrucción de esta fortaleza en medio del júbilo popular. Su emplazamiento está ocupado actualmente por una plaza pública denominada la Plaza de la Bastilla. El Día de La Bastilla es la fiesta nacional de Francia, en la que cada 14 de julio se conmemora el comienzo de la Revolución Francesa.
Los franceses, que tras la Revolución, se las prometían muy felices pensando que habían acabado con la monarquía de una forma definitiva, no podían sospechar que se les venía encima, ya no un rey, sino un emperador apellidado Bonaparte.
Pero esa es otra historia.