Va de castillos

Una mirada fotografíca y restrospectiva de los castillos, murallas y torres del mundo. vadecastillos es un blog hermanado con: Vadehistoria

Nombre:

jueves, agosto 17, 2006

La Torre de Londres (Inglaterra)


Sabemos que allá por el año 200 la antigua Londinium (actual Londres) era una de las ciudades más prósperas del Imperio Romano. Para protegerla, la rodearon de una muralla de la que, realmente, hoy queda muy poco que ver. Cuando los romanos se marcharon la muralla siguió siendo un fuerte bastión para la defensa de la ciudad frente a los enemigos. Sin embargo en el año 1066 cayó tras el sitio de Guillermo el Conquistador.

Diez años después de la caída de Londres Guillermo ordena construir una torre fortificada (la llamada “Torre Blanca” pues fue construida con piedra caliza de Kent y piedra de Caen. Además, posteriormente, Enrique III ordenó que se encalara).
De esta manera la Torre se convertiría en la construcción más antigua del complejo que forma la llamada “Torre de Londres”. Christopher Wren agrandó los ventanales normandos en el siglo XVII, pero el interior ha conservado gran parte de su carácter normando original.

Con Enrique III, hijo y sucesor del rey Juan Sin Tierra y miembro de la Casa de Anjou, la Torre se convirtió en residencia real.

Con Enrique VIII la Torre fue reconstruida a la vez que se comenzó la edificación de Queen´s Houses.

Un nuevo remodelado sufrió el edificio en 1533 para la coronación de Ana Bolena, la llamada “Reina de los mil días”, que fue la segunda mujer de Enrique VIII. En 1527 Enrique anunció su deseo de divorciarse de su primera esposa, alegando que la dispensa papal que hizo posible su matrimonio era nula. El principal motivo del divorcio era que Catalina no le había dado un heredero varón. Su único descendiente era María, más tarde María I de Inglaterra. Además, Enrique estaba enamorado de Ana Bolena, una joven y bella dama de honor de la reina, de la que esperaba el tan deseado hijo varón.

Pero además de ser residencia real la Torre de Londres fue la prisión del Estado, lugar donde estuvieron recluidas numerosas personas ilustres (Thomas Moro y John Fisher fueron detenidos y ejecutados por negarse a firmar el Acta de Supremacía (1534) que sometía a la Iglesia de Inglaterra a la autoridad real). Desde poetas (Geoffrey Chaucer, el autor de los “Cuentos de Canterbury”), reinas de Inglaterra (Ana Bolena, que el 2 de mayo de 1536, Ana fue encarcelada, y posteriormente ejecutada, en la Torre de Londres, acusada de mantener relaciones con su propio hermano así como con otros tres caballeros de la cámara privada y con un músico de la corte, y de conspirar con estos hombres contra la vida del rey y Catherine Howard acusada de conducta inmoral por haber mantenido relaciones sexuales antes de su matrimonio, y de adulterio una vez casada con el monarca. Dos de sus supuestos amantes fueron decapitados en el mes de diciembre y el Parlamento aprobó un proyecto de ley sobre extinción de derechos individuales en contra de ella. El 13 de febrero de 1542 fue decapitada en la Torre de Londres, ambas fueron la segunda y quinta esposa de Enrique VIII respectivamente), hasta personajes como Rudolf Hess (lugarteniente de Hitler que llegó en paracaídas a Escocia) han habitado la prisión.

Como todo edificio que se precie la Torre de Londres tiene sus fantasmas privados. En 1483 Ricardo de Gloucester, futuro Ricardo III, ordeno asesinar a sus sobrinos, el príncipe Eduardo V y al Duque de York, hijos de Eduardo IV, en una torre que más tarde se denominó “The bloody tower” (la Torre Sangrienta). Desde entonces corre la leyenda que en ocasiones es posible ver el fantasma de los dos pequeños (curiosamente se descubrieron los esqueletos de dos niños debajo de las escaleras que conducen a la capilla de San Juan, en 1674). Para saber un poco más del tema os aconsejo que os leáis “Ricardo III” de Shakespeare.

Los alabarderos son los guardias más populares de la Torre. Los Yeomen Wardens (creados hacia 1485) son más comúnmente llamados “Beefeaters”. Beefeater significa “comedor de carne de buey”, cosa que no tiene demasiado sentido para los que eran los guardianes personales del soberano, pero realmente parece que su nombre proviene de una degeneración de la palabra francesa “buffetier”, es decir, guardián del buffet real. De esta manera la cosa parece tener un poco más de lógica.

No os perdáis la llamada “Ceremonia de las Llaves”. Desde hace unos 700 años la fortaleza se cierra con llave a diario. Esta ceremonia, especialmente realizada en la actualidad para los ojos de los turistas, en donde cinco Beefeaters ataviados del más esplendoroso de los coloridos se dedican a cerrar la fortaleza en una ceremonia que nos traslada a siglos pasados.

Como puede verse en la foto La Torre de Londres es realmente un complejo. Actualmente podemos encontrar en la misma una serie de museos y colecciones que son realmente interesantes. Allí está el Museo Heráldico que recoge la historia de los diferentes escudos de armas, El Cuartel de Waterloo que alberga la Oriental Gallery, donde podremos encontrar una interesante colección de armas de Oriente y África del Norte. Y, por supuesto, las joyas de la Corona Británica, una colección de coronas, cetros y demás útiles de la monarquía (no os perdáis el diamante que se encuentra en la Corona de la Reina Isabel, el conocido “Montaña de Luz”) que harán felices a los amantes de ese sistema de gobierno.
El lienzo de muralla exterior tiene seis torres y dos portones y estaba rodeado por un foso relleno de agua del Támesis pero, desde 1843 ha permanecido seco. La Torre es célebre por sus grandes cuervos. Dice la leyenda que el día que estos se marchen supondrá el momento de la caída de la realeza británica.
Si queréis encontrar más información sobre la época de Enrique VIII, Ana Bolena, Thomas Moro y la “Torre” funcionando como prisión, os recomiendo que, o bien leáis el libro: “A man for all seasons” de Robert Bolt o bien veáis la película “Un hombre para la eternidad”, con un elenco de estrellas británicas entre las que podemos destacar: Paul Scofield, en el papel de Thomas Moro (y que ganó el Oscar al Mejor actor por su interpretación), Robert Shaw, en una genial recreación de Enrique VIII y si sois perspicaces, que se que lo sois, encontrareis a un jovencísimo John Hurt en el reparto. No os arrepentiréis…