Va de castillos

Una mirada fotografíca y restrospectiva de los castillos, murallas y torres del mundo. vadecastillos es un blog hermanado con: Vadehistoria

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jueves, septiembre 07, 2006

Coca (Castilla y León)


Declarado Monumento Histórico-Artístico desde 1931, el castillo de Coca se levanta sobre un llano en la villa de homónimo nombre en la provincia de Segovia, (a unos 50 kilómetros al noroeste de la capital).

Coca es la antigua Cauca romana, cuna del emperador romano Teodosio I el Grande emperador romano de Oriente (379-395) y de Occidente (394-395), el último gobernante que dirigió un Imperio romano unido. Murió luchando contra los visigodos).
Fue construido en el año 1453 (siglo XV), en las postrimerías de la Edad Media por mandato del obispo Alonso de Fonseca, por el arquitecto Ali Caro. Se penetra en el recinto por una puerta guarnecida por dos cubos de ladrillo, Una de las particularidades más agradables del edificio es que conserva todas las almenas. Es realmente más, por su funcionalidad y época de construcción, un palacio que un castillo, aunque, en conjunto es una fortaleza ya que está formado por dos recintos, uno exterior con una clara función defensiva, y otro interior con desafiantes torres en sus esquinas.
El castillo cuenta con un profundo foso de 560 metros de perímetro, que se salva por un puente fijo, en la actualidad alberga una escuela de capacitación forestal.
La torre del homenaje es de planta cuadrada y, afortunadamente no ha perdido ninguno de sus pisos. Su altura es más que meritoria y se conserva tal cual como en el siglo XV.

En torno a un patio de armas se encuentran las dependencias. Un patio ricamente adornado con columnas de mármol de estilo corintio fue desecho y vendido por un indeseable llamado Faustino Ruiz (administrador de la Casa de Alba). Como curiosidad podemos decir que en 1828 este personajillo vendió cada columna a 40 pesetas. Actualmente el patio está reconstruido.
Es de estilo gótico-mudéjar, un arte que engloba aquellas manifestaciones artísticas que se desarrollaron en España desde finales del siglo XII hasta principios del siglo XVI cuya principal característica es el empleo de formas y técnicas de origen árabe en la construcción de obras en territorio cristiano. Una de las particularidades de este estilo es la utilización del ladrillo como material fundamental de la arquitectura, disciplina en la que no se crearon formas ni estructuras nuevas, sino que se interpretaron los estilos medievales.
La arquitectura mudéjar se inició en Toledo tomando como punto de partida la adaptación de las técnicas y ornamentaciones musulmanas al culto cristiano, particularidad que se puede observar ya en las primeras edificaciones de este estilo. A partir del siglo XIII, el mudéjar interpretó el estilo gótico en construcciones de ladrillo y yeso.

Durante la llamada Guerra de las Comunidades estuvo a punto de ser demolido por los comuneros como venganza del incendio de Medina del Campo ordenado por el obispo Fonseca. El fenómeno comunero tienes sus raices en malestar que produjo la llegada de Carlos a España en septiembre de 1517, por su juventud, educación flamenca y consejeros extranjeros, este malestar aumentó dos años más tarde cuando, al descontento producido por su petición a las Cortes castellanas de subsidios para ser elegido emperador, se unieron una serie de reivindicaciones políticas, dando lugar en 1520 al inicio de la revuelta y guerra de las Comunidades. Las principales ciudades castellanas, dominadas por oligarquías nobiliarias y burguesas, se unieron en un levantamiento que adquiriría matices tanto sociales como políticos. El memorial de agravios dirigido al Rey recogía las aspiraciones de los llamados comuneros. Aunque éstos consiguieron algunos éxitos bélicos, fueron derrotados en abril de 1521 en la batalla de Villalar, que significó la sumisión castellana al gobierno regio (en la foto adjunta el momento en que los cabecillas comuneros fueron ajusticiados por orden real). En adelante, las Cortes cederían la mayor parte de sus antiguas prerrogativas políticas, limitando sus funciones a materia tributaria: los pecheros castellanos tuvieron que soportar desde entonces el peso de los gastos imperiales.
Actualmente puede ser visitado.

lunes, septiembre 04, 2006

Villena (Comunidad Valenciana)


Como petición especial de uno de mis lectores y, totalmente dedicado a él, nos vamos a acercar hoy hasta la población de Villena; municipio de la provincia de Alicante, situado a unos 59 kilómetros al noroeste de la capital provincial, en la Comunidad Valenciana.
Declarado Monumento Nacional en 1931, el castillo de Villena (al que algunos llaman erróneamente el de Onteniente) domina la situación desde un pequeño cerro llamado de San Cristóbal. Se encuentra, como ya hemos apuntado, en la provincia de Alicante y afortunadamente se encuentra en muy buen estado de conservación (felicidades a los encargados).
El edificio está rodeado de una espléndida muralla, todos sus ángulos tienen torres almenadas cúbicas de defensa. Todos menos uno, donde se encuentra la torre del homenaje. Ésta, de planta cuadrada, destaca sin ninguna clase de duda por su especial belleza. En la construcción del recinto podemos observar, sin ningún tipo de problema, las diferentes etapas históricas por las que pasó la fortaleza. La zona baja tiene el típico tapial (Trozo de pared que se hace con tierra amasada) árabe y en la zona superior el sillarejo cristiano (Piedra labrada de una construcción, especialmente la que no atraviesa todo el grueso del muro y no tiene sino un paramento o dos cuando más.)

La población primitiva de Villena, como otras muchas del Mediterráneo, es de origen ibérico, como refleja el conocido Tesoro de Villena, de la edad del bronce, contenido en el Palacio Municipal, aunque adquirió su gran esplendor durante la dominación árabe (aparece citado en el año 1172), fueron ellos los que construyeron su castillo, probablemente sobre unas ruinas romanas (que seguramente ya se habían establecido sobre otras íberas)

En 1239 el vizconde de Cardona lo reconquistó definitivamente, ayudado por almogávares (los Almogávares eran mercenarios originarios de Cataluña, que protagonizaron, en la primera mitad del siglo XIV, fantásticas aventuras en el ámbito del mar Mediterráneo. El término deriva de la palabra árabe al-mugawar, ('el que hace algaras o correrías'). Las tropas del vizconde se completaron con tropas catalanas y de la Orden de Calatrava.

La Orden de Calatrava fue fundada con carácter militar y religioso en 1158 por el abad Raimundo de Fitero, para defender, por pura lógica, la villa de Calatrava, adoptando la regla de San Benito. Alcanzó un enorme poder y numerosos monarcas le otorgaron multitud de privilegios, donaciones y dispensas. Llegó a tener bajo su jurisdicción más de 350 villas y unas 200.000 personas habitaban sus territorios (que para aquel tiempo era de tremenda consideración).

Una vez conquistada villa y castillo, el soberano la dejó bajo la protección de la Orden de Calatrava hasta que por el Tratado de Almizra, pasó a Castilla.

Fernando III (conocido por El Santo y artífice de la unión de los reinos de Castilla y león) concedió Villena su hijo el infante don Manuel (el escritor de la obra “El Conde Lucanor”), quien residió en el castillo.

En la década de 1260 se produjeron las sublevaciones moriscas. Ya en 1256 se había producido un levantamiento en el Reino de Valencia, fue al-Azrak quién se sublevó contra Jaime I, del que era vasallo. En esta ocasión los moriscos llegaron a tomar el castillo de Villena. Como el rey castellano tuvo otro levantamiento en el sur, Alfonso X tuvo que pedir ayuda al monarca catalano-aragonés Jaime I (que entre otras cosas, era su suegro)

Jaime I pacificó rápidamente la región, los musulmanes, por norma general, al enterarse de quien se les venía encima preferían pactar antes de entrar en combate. Una vez que la faena estuvo cumplida, Jaime devolvió los territorios a Castilla.

A finales del siglo XIV Enrique II (hijo bastardo de Alfonso XI y primer rey castellano de la Casa de Trastámara) elevó el señorío a marquesado. Más tarde, en 1445 pasó a poder de la familia Pacheco. A finales del siglo XV ocurrió un hecho que acabaría incorporando el marquesado a la corona. Diego López Pacheco el marqués de turno en la época se declaró “paladín” en la defensa de los derechos al trono de Juana la Beltraneja en contra de Isabel la Católica.

Su posición motivo revueltas de todo tipo hasta que, finalmente, los Reyes Católicos anexionaron el marquesado al trono.

Durante la Guerra de Sucesión la población tomo parte por los Borbones (para ser exactos, por Felipe V), resistiendo el asedio que hicieron los partidarios del archiduque de Austria.

En la guerra de la Independencia (allá por el siglo XIX) fue la última vez que el castillo “entró en combate”. Los franceses, que todo hay que decirlo, lo dejaron bastante irreconocible, manteniéndose esa ruina hasta el siglo XX en el que, afortunadamente, fue restaurado.