Ayerbe (Aragón)
El grupo MANA decía en una de sus más populares canciones algo como: “Estoy clavado, estoy herido […] desesperado, en el olvido”. Pues bien, si al castillo de Ayerbe le gustara la música es más que posible que este fuera su himno personal, porque es difícil encontrar alguno más herido y en el olvido que él. Lo más curioso es que está bajo la altisonante Ley de protección sobre el Patrimonio Histórico español de 1985 y otra de similar característica de 1949. Ante las vistas de las ruinas que asolan lo que antes fue una fortaleza y parte de la historia de un pueblo solamente quedan dos opciones: los que escribieron las “Leyes” no sabían lo que escribían (cosa muy posible) o, por otra parte, los que las leyeron no las entendieron (cosa que tampoco puede descartarse). Habría una tercera opción que sería la combinación de ambas (tampoco desechable).
En la provincia de Huesca, en la localidad de homónimo nombre, se encuentra, sobre una elevación que controla la carretera entre Zaragoza y Francia, lo que queda del castillo de Ayerbe (situado en la comarca de la Hoya). Por cierto, si nos deprime la contemplación de las ruinas y queremos ver algo que todavía queda en pie, en la plaza mayor del pueblo se puede contemplar el Palacio de los Marqueses de Ayerbe (de los siglos XV-XVI).
El origen de la villa tenemos que buscarlo en los asentamientos militares que dominaban el camino de los Pirineos hasta Zaragoza. Cuando Sancho el Mayor fortificó la salida del río Gállego y puso guarniciones en Agüero y Loarre, los musulmanes establecieron aquí una guarnición, en su momento permanente, para vigilar los movimientos de los guerreros cristianos, por lo que tenemos que determinar que el castillo era de origen árabe.
Sancho Ramírez reconquistó la plaza en el año1083, y mando reconstruir el castillo partiendo de lo que los árabes ya habían edificado. La zona cobró importancia tras la conquista de Zaragoza, punto de gran valor estratégico como lugar de abastecimiento en el camino con los Pirineos. Alfonso I el Batallador (hijo de Sancho Ramírez) ordenó la fundación de una nueva villa en un terreno menos escarpado.
Quiero agradecer desde este blog la decisiva colaboración de mi amiga Yolanda, sin su inestimable ayuda hubiera sido del todo imposible confeccionar las primeras líneas de este artículo.
Pero nena, si sabes perfectamente que no me gusta MANA… ¿Por qué me regalaste dos discos?
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