Bran (Rumanía)
Una noticia, reflejada en diferentes medios de comunicación y relativamente reciente, nos ha sorprendido de una manera grata; la familia de Drácula recupera el castillo de Transilvania. Y ojo que esto no es ninguna broma, el que no se lo crea que se lea el artículo (los creyentes basta con que miren las fotos…)
Y es que resulta que el gobierno rumano, cosa que no deja de resultar chocante en cualquier gobierno de este planeta, ha decidido devolver el castillo de Bran (sito en la lejana Transilvania) a un descendiente del legendario príncipe que inspiró Drácula.
El Castillo de Bran, situado cerca de Brasov y en el centro de Rumania, fue construido por los caballeros de la Orden Teutónica a principios del siglo XIII y sirvió durante la Edad Media para defender el camino comercial que comunicaba Valaquia con Transilvania. La Orden Teutónica (cuyo nombre completo era Orden Teutónica del Hospital de Santa María de Jerusalén) se constituyó como orden religiosa y militar y fue fundada por cruzados alemanes entre los años 1190 y 1191 en Acre (Palestina) y reconocida por el Papado en 1199. La Orden estaba exclusivamente formada por nobles alemanes pero por lo demás seguía el modelo de los Caballeros Templarios y de los Caballeros de San Juan de Jerusalén.
El príncipe de Valaquia, Vlad el Empalador, modelo histórico del vampiro Drácula, utilizó con fines militares varias veces durante su reinado esta fortaleza, que desde 1412 pertenecía a su abuelo Mircea el Viejo.
El castillo, de 1212, es el mismo en el cual, a finales del siglo XIX, el escritor irlandés Bram Stoker ambientó su novela basada en la figura histórica de Vlad Draculea (o Dracul), el príncipe de Valaquia. Tenemos que señalar que el escritor, lo siento por los ortodoxos de esta novela, jamás visitó Rumania y que donde realmente buscó inspiración fue en una iglesia con catacumbas que en ese momento se encontraba en las afueras de Dublín (ahora ya en plena ciudad). Si alguien va a dar una vuelta por la capital de Irlanda le aconsejo que la visite, no le decepcionará.
Parece ser que fue Henry Irving, de quien Stoker era agente, el humano que inspiró la caracterización del conde, y desgraciadamente poco más podemos señalar. El autor no aportó demasiados datos sobre como escribió su obra maestra. El éxito de la novela no podemos achacarlo a la casualidad, es uno de los libros de ficción más extraordinarios jamás escritos. Amigo lector, si no has leído este trabajo de Stoker corre raudo y veloz a la librería más cercana y hazte con un ejemplar… me lo agradecerás (y el librero también)
Realmente mentiríamos si señaláramos que Stoker inventó el mito del vampiro (circunscribiéndolo en los no-muertos bebedores de sangre, los llamados “vampiros psicópatas” de la vida real no entran en este apartado). El mito del vampiro-no-muerto podemos encontrarlo y está constantemente presente en casi todas las culturas y surge invariablemente durante todas las edades; lo encontramos en China, Grecia, Roma, Egipto, en la Edad Media e incluso en la Contemporánea (curiosamente con similitudes muy sorprendentes).
Vlad Dracul, el real, no el vampiro, fue famoso por las sangrientas campañas que emprendió, primero contra los saxos y luego contra los turcos. En una batalla contra estos últimos empaló unos 5000 cuerpos como parte de una guerra psicológica. El nombre Dracul tiene su origen en la pertenencia del príncipe a la orden de los Caballeros del Dragón, cuyo símbolo era la cruz aplastando a la serpiente con alas y garras y llamas exterminadoras que salían por las fosas nasales.
El Castillo de Bran fue propiedad de los sajones de Brasov desde fines del siglo XV hasta 1918, cuando regalaron el inmueble a la reina de Rumanía, María de Sajonia, Coburgo y Gotha. Los reyes María y Ferdinand convirtieron la fortaleza medieval en residencia estival de la familia real, y la dejaron en herencia a su hija, la princesa Ileana.
El actual ministro de Cultura rumano, Adrian Iorgulescu, informó que dentro de poco tiempo se firmarán los documentos legales por los cuales el Palacio Peles de Sinaia será devuelto al ex soberano de Rumanía Miguel I, y el Castillo de Bran a los descendientes de la princesa Ileana de Rumanía, casada con el archiduque Antón de Habsburg.
El actual heredero del inmueble, Dominic von Habsburg, es un ingeniero de 67 años residente en Nueva York que pasó su infancia en el castillo. Con la llegada de los comunistas al poder, el castillo fue nacionalizado y Von Habsburg tuvo que abandonar Rumanía.
Actualmente museo de arte medieval, el castillo de Bran atrae a numerosos turistas por la leyenda de Drácula, por los misterios que rodean el laberinto de pasillos subterráneos, y la gruta en la que durante el comunismo fue colocado en secreto el corazón de la reina María en un recipiente de plata dorada ornado con 307 gemas. Los dos edificios conservarán durante tres años su actual destino como museos, aseguró una portavoz del Gobierno. Así que ya sabéis, podrán ser visitados hasta por lo menos el 2009.
Y por cierto, si una vez en Transilvania alguien os da cortésmente la bienvenida y os pide educadamente que entréis en su casa por vuestra propia voluntad y que dejéis allí parte de la felicidad que lleváis con vosotros. Yo, me lo pensaría…
Feliz regreso al hogar, señor Conde.
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