Peñíscola (Comunidad Valenciana)
Sería casi imposible desligar el nombre de Peñíscola a su castillo. La villa fue conquistada por el rey catalano-aragonés Jaime I en 1233. Los árabes no ofrecieron batalla y la entregaron sin ofrecer resistencia. En 1294 Jaime II se la cede a la Orden del Temple a cambio de Tortosa. Hacia 1319 pasa a manos de la Orden de Montesa, que se la entregará en usufructo a Benedicto XIII, el Papa Luna. La historia de este personaje es curiosa, surge cuando dos (y más tarde tres) papas reclamaron, de forma simultánea, su legitimidad como cabezas de la Iglesia católica apostólica romana. Nuestro hombre contribuyó a la elección del papa Urbano VI, lo que negó al ponerse del lado de los cardenales franceses, en 1378, para la elección de Roberto de Ginebra como antipapa con el nombre de Clemente VII. Tras fallecer éste en 1394, Benedicto fue elegido para sucederle por los cardenales de Aviñón, pese a la oposición de Francia. Al ser depuesto en el Concilio de Pisa (1409), el Papa Luna se encerró en la fortaleza de Peñíscola, donde murió sin haber renunciado a sus reclamaciones, después de haber sido depuesto, de nuevo, en 1417, en el Concilio de Constanza.
A finales del siglo XV se compra a la Orden la villa reintegrándose a la Corona. Felipe II refuerza su fortificación. En la Guerra de Sucesión apoyará a los Borbones. En 1812 será tomada por los franceses (Guerra de la Independencia). Durante la Primera Guerra Carlista(nombre por el que son conocidas las tres guerras civiles que tuvieron lugar en España a lo largo del siglo XIX y que enfrentaron, de un lado, a los partidarios de los derechos al trono de la hija del rey Fernando VII, Isabel II, y, del otro, a los de la línea dinástica encabezada por el hermano de aquél, Carlos María Isidro de Borbón (el infante don Carlos, ‘Carlos V’ para sus seguidores), así como a sus posteriores descendientes) se alinea con Isabel II, después de la Segunda se desmantela militarmente comenzando su decadencia.
Algunas partes de su muralla se atribuyen a construcción romana (aunque esto parece ser más una leyenda que una realidad). Las que realmente nos importan son las que se construyeron entre los siglos XIV-XV e incluso las que miran al mar, construidas por Joan Baptista en el siglo XVI. Las murallas cuentan con tres puertas; la de Santa María, la Puerta de Felipe II o Portal Fosc (de claro estilo italiano) y la del Papa Luna, que da paso a la que fuera residencia del pontífice (Benedicto XIII, último antipapa de Aviñón, durante el Cisma de Occidente).
Su recinto amurallado alberga un castillo templario (siglo XIII-XV) y una iglesia parroquial del siglo XIV. La torre cuadrada con escalera tallada en la roca que baja hasta el mar fue mandada construir por el Papa Luna.
El castillo y la población de Peñíscola fueron inmortalizados en el celuloide por Berlanga en su película “CALABUCH” en el año 1956. En la que un científico nuclear decide refugiarse en el anonimato de un pueblo costero mediterráneo. Sin que nadie sepa su procedencia, se le considera un mendigo por los lugareños, aunque siendo conocedor el pueblo de sus conocimientos le ofrece dar clases en la escuela del lugar.
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